Un pozo que no tiene fondo, tampoco paredes. No hay bordes para asirse ni suelo que te frene. Solo una caída lenta, eterna, que empeiza con un tropiezo apenas perceptible, una chispita prometedora que enciende un fuego.
"Un pasito mas", murmura una voz sin dueño. Y lo das, porque no hay dolor, solo una tibieza engañosa que te seduce con la promesa de olvidar.
Pero el paso se transforma en zancada, y la zancada en un salto. Cuando queres volver, miras atrás, pero ya no hay camino. Solo vacío que arde, que no perdona.
No sabes en qué momento dejaste de ser vos, las manos que ahora tiemblan, los ojos hundidos que no pestanean, reflejan los vidrios rotos, porecen ser de un extraño.
Todo lo que amas se convierte en moneda de cambio. El perfume de tu vieja en su abrazo, las risas con tus amigos, el peso de las llaves en el bolsillo, todo se ofrece al altar insaciable de esa necesidad, pero sobre todo, lo mas preciado que abandonas es la verdad.
Los días se confunden con las noches, la oscuridad, adentro y afuera, es la misma. Y en medio de ese despojo, te parece escuchar un grito de ayuda. Es tu misma voz, pero no podes reconocerla.
La gente empieza a desaparecer. Algunos en silencio, otros gritando y pegando un portazo. Pero no te interesa, lo único que queda es la urgencia que consume.
Los amores incondicionales, ahora tienen grilletes, las caras que suplicaban salvarte se desdibujan en una mezcla de rabia y decepción. Cómo llegaste aca? No tenes respuesta, y nadie la tiene.
Entonces llega el frío. No el del invierno ni el de la soledad, sino uno que nace de tus huesos, indescriptible, unico, un hielo que no se derrite aunque corras hasta quedarte sin aliento.
Todo duele, los músculos, la piel, respirar, pero sobre todo el alma. Cada intento de escapar de se convierte en una caída más profunda. Y te preguntas si acaso no sos vos quien cavó este agujero.
El miedo llega tarde, cuando ya no quedan manos extendidas. Solo el eco de tus propias promesas rotas, de tus mentiras, resonando en un silencio que te porte del dolor.
Es el final?
Nunca hay certezas. Algunos jamas vuelven, otros, con suerte, encuentran un rescate. Pero eso si, todos cargamos las cicatrices, marcas invisibles que, aunque se escondan, nunca van a desaparecer.
Porque quienes hayan caído en el pozo, saben, sabemos, que no hay vuelta completa. Solo la posibilidad de aprender a caminar sobre un terreno totalmente inestable, con los pies descalzos, la vida sin miedos y la memoria de lo que se dejo atras.
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